El MX-5 es el coche perfecto para quien desee un biplaza convertible
por un precio moderado. De hecho, es el más barato en el mercado con
estas características. Está a la venta sólo con motores gasolina y el
más barato cuesta menos de 20000 euros con capota de lona.
Los propulsores que monta son de cilindrada 1.8 y 2.0 con 126 y 160
cv respectivamente. Para no dejarnos nada en el tintero, nos hemos
subido al Roadster Coupé 2.0 Sportive, el motor más alto con el
equipamiento más lujoso.
Carreteras secundarias
A pesar de tener una correcta proporción entre peso y potencia (7,54
kilos por caballo), el Mx-5 Roadster Coupé no es un coche propiamente
veloz. De hecho, y debido al escaso espacio en el habitáculo y a la
corta distancia que existe entre los pasajeros y el motor, no es un
descapotable recomendable para largos recorridos a alta velocidad.
Aunque puede alcanzar los 215 km/h de máxima, lo ideal para viajar
con él es conducir a un margen de velocidad de entre 70 y 100 km/h. A
este ritmo el nivel de ruido es perfectamente soportable y además, es
donde se pueden sacar las mejores sensaciones de la mecánica. La
solución perfecta, a nuestro juicio, está en viajar por carreteras
secundarias y olvidarse de la autopista (sin capota siempre y cuando sea
posible).
Por
su proporción de medidas (poca altura y gran anchura), el centro de
gravedad del MX-5 es uno de los ejes fundamentales de su agradable
sensación al volante. Es un coche que transmite confianza y estabilidad
pero que a la vez exige cierto conocimiento por parte del conductor. La
suspensión es muy rígida, el reparto de pesos es igual en cada eje y la
dirección muy dura. ¿Es malo? No, todo lo contrario. Esto significa que
el comportamiento en curvas es exquisito porque la trazada se puede
marcar con precisión, pero tiene el inconveniente de que no es lo más
cómodo para maniobrar por ciudad.
La reacción del acelerador es inmediata y la potencia se entrega
desde muy bajas revoluciones, aunque la actitud agresiva hay que
buscarla por encima de 4.000 vueltas (algo característico en los motores Mazda).
El margen de velocidad recomendable que hemos comentado antes está
respaldado por la caja de cambios (de seis velocidades) con recorridos
fáciles, cortos y precisos (más abajo comentamos algunos aspectos sobre
la comodidad del cambio por su ubicación).
El Roadster Coupé tiene una serie de modificaciones con respecto a la
versión con capota de lona. Además de la cubierta rígida, hay otros
elementos que han aumentado ligeramente el peso del Mx-5. Se han añadido
algunos refuerzos en la carrocería, se ha mejorado el aislamiento
acústico y la tapa del maletero se ha construido en acero, en vez de
aluminio. En total son 37 kilos más, de los cuales 18 son exclusivamente
de la capota rígida.
Ser pequeño tiene sus ventajas
Durante
el primer contacto que hicimos de este coche habíamos hablado sobre
algunas dificultades de acceso al vehículo. Ciertamente, no es que sea
complicado, pero sí bastante incomodo si tu altura supera los 1,80
metros. En este caso y una vez dentro, la posición de las piernas no
resulta todo lo confortable que hace falta para controlar los pedales, y
la rodilla puede tocar en el volante al retirar la pierna izquierda. El
aspecto positivo es que los asientos son altos, acogen de forma
correcta y la profundidad de la banqueta puede aprovecharse si se deja
el respaldo vertical.
Los dos asientos están separados por una columna central en la que se
encuentra el freno de mano, un hueco portaobjetos para dos latas de
refresco, y un espacio con tapa entre los dos asientos. Lo más cómodo
para conducir es utilizar el espacio trasero y no el portaobjetos, ya
que se encuentra en el espacio de maniobra del brazo derecho y está muy
próximo a la palanca de cambio.
El único acabado del Roadster Coupé es el “Sportive”, a grandes
rasgos resumido en asientos deportivos de piel beige con calefacción,
cargador Bose de 6 cds, toma de audio auxiliar para Ipod en la guantera y
llantas de 17”. El precio de este modelo es de 31.850 euros.
Sigue siendo un MX-5
Según Mazda,
el punto de partida para realizar este coche fue la versión de capota
blanda ya que no se quiso hacer un rediseño de un coupé. El parabrisas,
toda la sección delantera, las pequeñas ventanillas traseras, y otros
elementos de los paneles laterales y frontales del Roadster Coupe no han
hecho sino tomarse directamente del modelo de capota blanda.
Únicamente
se han hecho cambios sutiles en la trasera del nuevo MX-5 Roadster
Coupe, en las aletas traseras y la cubierta trasera del habitáculo,
imprescindibles para acomodar la capota rígida de apertura eléctrica. El
extremo anterior de la tapa de la cubierta trasera, por ejemplo, se ha
elevado 40 mm con respecto al modelo de capota blanda. Y para que la
silueta de la trasera del coche fuera más fluida y armoniosa, los
diseñadores han elevado unos 20 mm el extremo de la tapa del maletero.
Su nueva capota se acciona con sólo liberar un pestillo del techo y
pulsando un botón durante varios segundos. El mecanismo no es muy
ruidoso, y exige poner el motor en punto muerto para poder accionarlo.
Con el techo desplegado, el aspecto es prácticamente el de un coche
cerrado, ya que no quedan las barras que forma el entramado de la capota
cerca de la cabeza.
El Mazda MX-5 es en uno de los modelos mejor posicionados en su
segmento. Con más de 40 premios internacionales recibidos hasta el
momento y más de 800.000 unidades fabricadas desde su primer lanzamiento
en 1989, el MX-5 es el auténtico icono de la marca nipona.
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